Hoy, en una sala de espera, me crucé con un ex alumno del
jardín, a quien no veía desde hace algo más de 10 años. Me pasó lo que me pasa
siempre: ellos me reconocen, me vienen a
saludar, y yo (no me pregunten cómo) al mirarles la cara, casi siempre
reconozco algún gesto que me hace decirles el nombre, casi automáticamente. Ni
yo sé cómo es que recuerdo los nombres, y a veces, hasta los apellidos, después
de tantos años.
El niño en cuestión se había transformado en un adolescente altísimo, a
quien tuve que saludar poniéndome en puntitas de pie. “Hola Vale”, me dijo,
entre avergonzado y contento. “Ahora entro
sin llorar, viste?”, bromea, antes de
entrar al consultorio.
Estaba con su mamá, y los tres nos reímos, recordando esta anécdota, de su
primer día de jardín, que paso a relatarles.
En marzo, B -de dos años y algunos
meses- espera en la puerta "agarrapatado" a su padre. Obviamente no
quiere entrar. Ya intentaron varias maestras, la directora y la portera, y
nada. “Por qué no probás a que entre con Vale? -dice la madre comedida de turno- Vas a ver cómo lo calma.
Paréntesis:
Intervenciones como ésas, hacen que, si una
no está bien ubicada con los pies sobre la tierra, se crea un ser especial, una
suerte de Difunta Correa milagrosa, que calma niños con sólo rozarlos con la
tela cuadrillé de su guardapolvo.
Pero no.
Los pibes lloran cuando quieren, y paran
cuando quieren, también. Uno a lo sumo, lo que hace es ir intentando
estrategias para que se calmen, tranquilicen, distraigan, etc. En ese entonces, los años me
habían dado -además de un problema lumbar que aún persiste- un amplio repertorio de esas
estrategias, nada más.
Igual en este caso, el calmante fue otro, medio impensado diez años atrás.
Retomo:
Voy a buscar a B, que se resiste con todas sus fuerzas. Llora. El padre,
haciendo un acto de fé en la Difunta, me lo da. Lo agarro a upa. (Me parece ver la carade mi traumatólogo de entonces, poniendo los ojos en blanco y moviendo la cabeza negativamente, como cada vez que yo desafiaba sus indicaciones argumentando que "es imposible que no levante cosas o me agache,¡trabajo con chicos, doctor!" ) Cargo a B y a su mochila, el padre se asoma y me dice: “mirá
que en la mochila quedó…” No lo dejo terminar (la cintura ya se me
parte en 4!) y le digo “esperame, que ahora vuelvo y me decís”.
Vamos al patio, me siento en la bajadita del tobogán y comienza mi despliegue de estrategias calmantes: distraerlo, mirar bichitos, consolarlo, hacerme la payasa, ofrecerle caramelos, …nada. Sentado a upa mío, en el bordecito del tobogán, B llora con su chupete en la boca, que le tapa media cara. Y me dice cosas.
Vamos al patio, me siento en la bajadita del tobogán y comienza mi despliegue de estrategias calmantes: distraerlo, mirar bichitos, consolarlo, hacerme la payasa, ofrecerle caramelos, …nada. Sentado a upa mío, en el bordecito del tobogán, B llora con su chupete en la boca, que le tapa media cara. Y me dice cosas.
“Mnhghfur, hkfire,mmññammint, papá!!”
Me pregunto si será el chupete, o
si no habla castellano.
En uno de sus berridos, el chupete cae, y me repite, desconsolado, con
las palmitas de las manos hacia arriba: “Mnhghfur, hkfire,mmññammint,
papá!!
En eso, suena una musiquita.
B deja automáticamente de llorar. Con una mano se saca el chupete y se
seca las lágrimas. Abre su mochila, y saca el celular de su papá (sofisticado
objeto transicional) que está sonando. Apreta el botoncito que le permite atender
-ese que yo hubiera tardado horas en encontrar- , y dice :“hola?” Silencio.
Repite : “hola”? Me mira, encoge los hombros, lo cierra y me
dice, en perfecto castellano: “me coTaron!”.
Y se ríe.
Y ahí empezó otra historia.
Yo también me reí, pero por fuera. Por dentro, recuerdo claramente que me sentí un poquito más vieja.
TENGO TANTO PARA DECIR Q NO PUEDO DECIR NADA :(
ResponderEliminarME COTARON!!!!!
ME IMAGINO TU CARA...
VALE TE DIJE ALGUNA VEZ Q ME ENCANTARIA Q SEAS SEÑO DE MIS NIÑOS?? AHORA SOLO PODRAS SERLO (SI VOLVES AL JARDIN) SI TE VENIS A VIVIR A NEUQUEN...
JI
JI
JI
me encanta Vale, cada uno de tus relatos!!! este especialmente porque mi pequeña menor el año que viene pasa a sala de 5 y "egresa" del jardin, ese lugar tan magico para papás y para nenes, y ayer estuve un ratito en la fiesta de egresados de este año y me emocioné tanto!!!
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