lunes, 24 de diciembre de 2012

Asociación libre navideña


Uno de los recuerdos  que tengo de la época alrededor de  la Navidad -los días previos y posteriores- en mi infancia, es que eran días de pileta y libros.
Mucho, muchísimo tiempo libre. Y en esas tardes calurosas, mientras esperábamos las rigurosas,  tediosas y odiosas DOS HORAS de digestión  después del almuerzo, para volver al agua, el ritual implicaba buscar el lugar más fresquito de la casa, para tirarse de cabeza, pero a leer, a devorar historias.




Sin dudas, el libro que más veces leí en toda mi vida (la primera vez a los 11) fue éste, que curiosamente comienza y termina relatando dos escenas navideñas en la casa de la familia March.


Así comenzaba (hay diálogos que aún hoy, me los acuerdo de memoria)



Cap. 1

—Sin regalos, Navidad, no es Navidad —suspiró Jo.
—¡Es triste ser pobre! —musitó Meg dando una mirada a su viejo vestido.
—Me parece injusto que algunas chicas tengan tantas cosas mientras otras no posean nada —agregó la pequeña Amy.
—Tendremos a nuestros padres —añadió Beth con satisfacción.
Los rostros de las cuatro jóvenes se iluminaron al escuchar las alegres palabras; pero luego se nublaron cuando Jo exclamó con tristeza:,
—No está papá y no lo tendremos por mucho tiempo.
No añadió "quizás nunca", pero cada una pensó en el padre lejos de casa, allá donde se luchaba.


Este pequeño recuerdo es, en realidad  la excusa para desearles una muy Feliz Navidad a todos!
















2 comentarios:

  1. Vale! Jaja yo también devoraba libros desde que terminaba las clases. Mujercitas, uno de mis favoritos, pero el primero que leí fue Hombrecitos, una especie de continuación... Genia, qué buenos recuerdos me trajiste!

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Total, yo después modero los comentarios.







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