viernes, 21 de marzo de 2014

Hágalo usted mismo: consejos de una Premio Nobel para escribir poesía

“Si la vida diaria te parece pobre, no la culpes. 
La culpa es tuya. 
No eres tan buen poeta como para percatarte de su riqueza”
R. M. Rilke



Durante tres décadas, Wislawa Szymborska escribió una columna en el periodico polaco "Vida Literaria". En ella respondía las preguntas de personas interesadas en escribir versos. 
Algunos, también, le mandaban sus textos.
Les comparto algunos fragmentos de un artículo de la revista El Malpensante, que recopila algunas de las jugosísimas devoluciones, dando fe de una fantástica y mordaz  "pedagogía literaria", fiel al estilo Szymborska.
Lamentablemente el artículo sólo reproduce las respuestas, pero en la mayoría de los casos, no resulta muy complicado imaginar las preguntas o el estilo de los poemas que la pobre Wislawa pacientemente tuvo que leer durante treinta años.

(Entre paréntesis, mis suposiciones)





Para Boleslaw L-k, de Varsovia  (Poeta EMO)

Tus dolores existenciales te vienen con demasiada facilidad. Ya hemos padecido suficiente desesperanza y nos hemos adentrado en las sombrías profundidades demasiadas veces. “Los pensamientos profundos –dice mi querido Thomas (Mann, por supuesto, ¿de cuál otro podría tratarse?)– deben hacernos sonreír”. Leyendo tu poema “Océano” nos descubrimos forcejando en un pozo poco profundo. Concibe tu vida como una aventura extraordinaria que te ha acontecido. Por el momento ése es nuestro único consejo.



Para Grazyna, de Starachowice (poesía cannábica)

Quitémosnos las alas y tratemos de escribir con los pies sobre la tierra, ¿sí?



Para Heliodor, de Przemysl  (el "inspirado")

Escribes: “Sé que mis poemas tienen muchos errores, ¿y qué con eso? No voy a parar a corregirlos”. ¿Y por qué no, querido Heliodor? ¿Será que para ti la poesía es sagrada? ¿O tal vez la consideras algo insignificante? Ambos modos de acercarse a ella son errados, y lo peor es que liberan al neófito de la necesidad de trabajar en sus versos. Es gratificante y placentero decir a nuestros conocidos que el espíritu se apoderó de nosotros el viernes a las 2:45 p.m. y comenzó a susurrarnos misteriosos secretos al oído. Lo hizo con tal vehemencia que escasamente tuvimos tiempo de anotarlos. Pero en casa, a puerta cerrada, corregimos con ahínco. Tachamos y revisamos esas expresiones que parecen de otro mundo. Los espíritus son una maravilla, pero hasta la poesía tiene su lado prosaico.

Para Marek, de Varsovia  (Bienvenida Primavera)

Tenemos por fundamento la creencia de que todos los poemas que versan sobre la primavera quedan automáticamente descalificados. El tema ha dejado de existir en la poesía. Por supuesto, continúa desarrollándose como parte de la vida. Pero se trata de dos asuntos distintos.


Para B. L., de los alrededores de Breslavia (meta-metáfora)

El miedo al discurso preciso, el esfuerzo constante por convertir todo en una metáfora, la inagotable necesidad de que en cada línea se demuestre que eres un poeta: éstas son ansiedades que acosan a todo poeta en formación. Pero pueden curarse si se descubren a tiempo.


Para el señor Br. K, de Laski   ("la gran Bukowski")

Tus poemas en prosa están impregnados de la figura del Gran Poeta que escribe sus extraordinarias obras llevado por la euforia del alcohol. Podríamos adivinar cuál es el personaje que tienes en mente, pero los apellidos no son el tema que nos ocupa en este último análisis. Nuestro interés se centra en la errada convicción de que el alcohol facilita el ejercicio de la escritura, envalentona la imaginación, agudiza el ingenio y realza otras funciones que entusiasman al espíritu bardo. Mi querido señor K, ni esta poeta, ni ninguno de los que conocemos y con seguridad tampoco los que nos son desconocidos, han escrito jamás algo de valor bajo la influencia del alcohol. Toda buena obra surge de un trabajo minucioso llevado a cabo en medio de los dolores de la sobriedad y sin ningún zumbido placentero rondando en la cabeza. “Siempre he tenido ideas, pero después del vodka me duele la cabeza”, dijo Wyspianski. Si un poeta consume alcohol, es entre un poema y el otro. Ésta es la cruda realidad. Si el alcohol promoviera la buena poesía, entonces cada tercer ciudadano de este país sería por lo menos un Hortensio. Nos vemos forzados a rebatir otra leyenda más. Esperamos que emerjas ileso de entre las ruinas.

Para el señor Pal-Zet, de Skarzysko-Kamieanna  (el confundido)

Los poemas que has enviado sugieren que no has logrado percibir una diferencia fundamental entre la poesía y la prosa. Por ejemplo, el poema titulado “Aquí” es meramente una descripción en prosa de un cuarto y sus muebles. En prosa una descripción así sirve a una función específica: presenta el escenario de la acción que viene. En un momento la puerta se abrirá, alguien entrará y algo pasará. En la poesía la descripción misma debe “suceder”. Todo se vuelve significativo, la elección de las imágenes, su disposición, la forma que toma en las palabras. La descripción de un cuarto ordinario debe aparecer ante tus ojos como el descubrimiento de ese cuarto, y la emoción contenida en esa descripción debe ser compartida por los lectores. De otra manera, la prosa se queda prosa, aunque te esfuerces en cortar oraciones en columnas de verso. Y lo que es peor, nada pasa.



y para el final, la frutilla de la torta:

Para el señor G. Kr., de Varsovia 

Necesitas un bolígrafo nuevo. El que tienes comete muchos errores. Debe ser extranjero.

Genia y figura.




El artículo completo de la revista El Malpensante, acá.

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