domingo, 18 de mayo de 2014

Volver. Neurótica coquetería



"El texto que usted escribe debe probarme que me desea", proclama Barthes. La mera posibilidad del interlocutor, la hipótesis de la existencia de un lector, desata un mecanismo de neurótica coquetería. El hablante o autor se exhibe y a la vez se hurta. Finge ignorar la mirada del prójimo, mientras espera que su prójimo lo mire y lo reconozca".
 (A. Neuman)

Audrey coqueta

Una de las diferencias de este blog con el anterior, del que les hablé acá, es que -al menos esa fue mi intención original- esta nueva vuelta se mantuviera lo más alejada posible del "tengo que".
Tengo que escribir sobre tal cosa, tengo que responder los comentarios, tengo que mantener una freuencia de posteos porque si no los lectores se van, etc. etc.

Casi lo logro, y me pongo a escribir sobre lo que quiero compartirles hoy, sin pedir disculpas por los dos meses de ausencia.

Casi.

Pero no. 

Entonces, como dice Neuman en el fragmento de arriba, procedo a coquetearlos con mis disculpas, y sin prometerles que esto no volverá a suceder, paso al comentario.

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